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IIDEP

INGENIERIA GENETICA

Ciencia Vs Alta Espìritualidad
Llegará en el futuro la unión de la ciencia con la alta espiritualidad innata del hombre moderno, pero somos los humanos aun cavernícolas vestidos con mejores ropas industrializadas de alta calidad hecha en potentes y rápidas máquinas computarizadas pero seguimos comiendo carne bebiendo sangre de los  animales como vampiros ,matando seres vivos industrializándolos en ordenados y limpios mataderos aplicando ciencia y tecnología demoniaca vampiresca , el hombre ha perdido hace mucho tiempo la dignidad de ser un ser  elevado espiritualmente , de ser espiritual ,el egoísmo la ambición prima en todo campo ,la competencia industrial ,medios de comunicación y cultura de la seudo información (dicho sea con tendencia demoniaca) hace del progreso cientìfico un campo muy competitivo tan igual que el ego del hombre moderno 
sabemos que en nombre de la ciencia ocurren las peores catástrofes humanas como la creación de armas químicas y nucleares máquinas de guerra tales como maquinas militasres secretas de hacer terremotos sofisticadas manejadas vía satélite y asi cumplimos nuestro destino final guerra y matanza por  credos inútiles  y en nombre de la paz .
Creemos ser humanos pero nos comparamos a las peores bestias de la creación, es más las bestias de la naturaleza matan solo para comer y asi  somos seres superiores y mas aun DEPREDADORES  matamos todo lo que hay alrededor nuestro acabamos con nuestro habitad  y  ahora queremos colonizar la luna ,Marte y otros planetas ,que coincidencia somos como las cucarachas o el cangrejo de mar caminamos al revés en nombre de la ciencia y la evolución satànica ?
iidep




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La Ingeniería genética mal aplicada 
produce nuevas recombinaciones de material genético en laboratorio entre especies que no se cruzan entre si en la naturaleza.
En tanto que los métodos de cruce tradicional mezclan diferentes formas (alelos) de los mismos genes, la ingeniería genética permite que se introduzcan genes completamente nuevos  (se recombinan) con efectos impredecibles para la fisiología y la bioquímica de los organismos transgènicos resultantes. 
La multiplicación de genes y una alta proporción de sus transferencias están mediados por vectores artificiales derivados de VIRUS plàsmidos y elementos genéticos móviles ,todos ellos parásitos genéticos que tienen la capacidad de invadir células y auto insertarse en el genoma de la célula ,provocando daños genéticos .
Los vectores artificiales están diseñados para derribar las barreras entre las especies de modo que los genes puedan conmutar entre una amplia variedad de especies ,su amplia variedad de anfitriones significa que pueden infectar muchos animales y vegetales y captar durante ese proceso genes de virus de todas las especies para crear nuevos patógenos .
Los vectores artificiales contienen rutinariamente genes marcadores de resistencia a los antibióticos, lo que ya es un problema de salud pública.
Se construyen vectores artificiales cada vez más para superar los mecanismos de defensa de las especies receptoras que destruyen o inactivan el ADN extraño.
La inserción de genes extraños en el genoma del organismo receptor es ALEATORIA lo que da origen a efectos genéticos correspondientemente aleatorios incluyendo el CANCER DE CELULAS DE MAMIFEROS.

  ESTOS ANALISIS CORRESPONDEN A USOS DE  SEMILLAS Y FRUTOS TRANSGENICOS DIFUNDAN EN PERU A LOS AGRICULTORES Y TECNICOS AGRICOLAS  :

METODOLOGIA

La presente revisión bibliográfica cubre el periodo comprendido entre enero de 1980 y mayo de 2000. Se utilizaron las bases de datos en línea Medline (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/) y Toxline(http://sis.nlm.nih.gov/cgi-bin/sis/htmlgen?Toxline), empleando los siguientes términos de búsqueda: genetically modified foods, toxicity of transgenic foods, adverse effects of transgenic foods, y health risks of transgenic foods. La búsqueda se complementó mediante consultas específicas a determinadas páginas web de Internet: Departamento de Sanidad del Reino Unido (http://www.doh.gov.uk/gmfood.htm),Greenpeace- España (http://www.greenpeace.es/trans2000.htm), Real Sociedad de Ciencias del Reino Unido (http://www.royalsoc.ac.uk), Departamento de Agricultura, Pesca y Alimentación del Reino Unido (http://www.maff.gov.uk/food/novel/toxrev.htm), Rowett Research Institute (http://www.rri.sari.ac.uk/press/) y Parlamento Británico (http://www.parliament.uk/commons/hsecom/htm).

RESULTADOS Y COMENTARIOS

En la tabla 1 se presenta un resumen cuantitativo de los resultados de la búsqueda en Medline/Toxline. Estos muestran claramente el escaso número de artículos correspondientes a estudios experimentales originales sobre toxicidad, efectos adversos, o riesgos sobre la salud de los AMG (transgénicos). La primera publicación6, se refiere a un estudio llevado a cabo con ratas, pollos, siluros y vacas, en los que se comparó el valor nutritivo de una soja modificada genéticamente (para convertirla en tolerante al herbicida glifosato), con el de la soja comercial a partir de la cual se había obtenido la forma transgénica. La duración de la administración fué de 4 semanas para ratas y vacas, 6 semanas para pollos, y 10 semanas para sirulos. No se detectaron diferencias entre ambas sojas en las concentraciones de importantes nutrientes y antinutrientes, mientras que por otra parte se confirmaron los resultados de un estudio previo que mostraba la seguridad de la proteína expresada, la 5-enolpiruvilshikimato-3-fosfato sintasa procedente de la bacteria Agrobacterium sp. strain CP47. Con todo, estas investigaciones6 no abordaron los aspectos típicamente toxicológicos de la cuestión. 
Tabla 1
Número de referencias bibliográficas aparecidas al utilizar diversos términos de
búsqueda en las bases de
datos MEDLINE/TOXLINE durante el periodo Enero 1980/Mayo 2000
Término de búsqueda
Citas
Estudios expa
Cartas, comentarios, opinionesb
Otrasc
Genetically modified foods
101
6
37
58
Toxicity of transgenic foods
44
1
7
36
Adverse effects of transgenic foods
67
2
16
49
Health risks of transgenic foods
3
0
2
1
aCitas correspondientes a estudios experimentales originales directamente relacionadas con el término objeto de la búsqueda.
bPublicaciones sin respaldo experimental.
cPublicaciones no relacionadas directamente con el término objeto de la búsqueda.
 
Tabla 2
Referencias bibliográficas obtenidas a través de MEDLINE y TOXLINE pertenecientes a estudios experimentales originales sobre potenciales efectos adversos de los AMG
Referencia
Producto administrado
Especie animal
Duración del experimento
Observaciones
Hammond y cols. (1996)6
soja tolerante glifosato
Ratas, pollos, vacas, siluros
4-10 semanas
Ausencia de diferencias significativas en las concentraciones de importantes nutrientes y antinutrientes
Fares y Sayed (1998)8
patatas transgénicas
ratones
2 semanas
Ligeros cambios en la configuración estructural del íleon
Brake y Vlachos (1998)9
maíz Event 176 Bt
pollos
38 días
Ausencia de diferencias significativas en los índices de supervivencia y en los pesos
Tutel'ian y cols. (1999)10
concentrados proteicos
ratas
5 meses
Modificaciones en hepatocitos de soja transgénica(membrana, actividad enzimática)
Ewen y Pusztai (1999)12
patatas transgénicas
ratas
10 días
Proliferación de la mucosa gástrica
Fenton y cols. (1999)13
lectina GNA
leucocitos humanos
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Enlace de la lectina con proteínas de los leucocitos
 


En un estudio posterior, Fares y Sayed8 examinaron en ratones los efectos de una dieta que contenía patatas a las que se había incorporado el gen Cryl de la bacteria Bacillus thuringiensis var. kurstaki, cepa HD14. Los autores observaron cambios ligeros en la configuración estructural del íleon de estos animales, en comparación con otro grupo de ratones alimentados con patatas tratadas con endotoxina delta, la cual contiene el mismo tipo de toxina que el Bacillus thuringiensis var. kurstaki. Este hallazgo fué considerado como un resultado de la expresión génica. Por ello, Fares y Sayed8 recomendaron llevar a cabo cuidadosos exámenes de todos los posibles efectos de los AMG antes de su comercialización. Sin embargo, consideramos el diseño experimental bastante pobre, dado el escaso número de animales utilizados, 5 por grupo, y el corto periodo de exposición, 2 semanas.
Por su parte, Brake y Vlachos9 no encontraron diferencias estadísticamente significativas en los índices de supervivencia, incrementos de peso y porcentajes de peso relativo de diferentes partes del cuerpo entre pollos cuya dieta había sido preparada con maíz transgénico Even 176 "Bt", y pollos alimentados durante el mismo periodo de tiempo del estudio, 38 días, con maíz control isogénico (no transgénico). Como en el caso de la investigación anterior8, el alcance de este estudio nos parece limitado al ceñirse solamente a unos pocos efectos adversos y a un corto periodo de exposición.
Tutel'ian y cols.10 y Onischenko y cols.11 evaluaron en ratas la seguridad de concentrados de soja modificada genéticamente 40-3-2 (Monsanto Co., USA), concluyendo que una dieta suplementada con concentrados albuminoides de dicha soja, a razón de 1,25 g/rata/día durante 5 meses, modifica la función de la membrana de los hepatocitos y la actividad enzimática en los mismos, aunque dentro de estándares fisiológicos. No obstante, estos estudios son esencialmente bioquímicos, y no cubren más que una pequeña parte de lo que debería ser una completa evaluación de los potenciales efectos adversos de la soja 40-3-2.
Las publicaciones más recientes referentes a estudios experimentales originales que aparecen en Medline/Toxline pertenecen a Ewen y Pusztai12, y a Fenton y cols.13. De particular interés por la trascendencia que en los medios de comunicación ha tenido, así como por la gran controversia científica que ha despertado, es el de Ewen y Pusztai12. Estos investigadores mostraron que las ratas alimentadas con dietas que contenían patatas modificadas genéticamente (lectina Galanthus nivalis agglutinin [GNA]), presentaban diversos efectos en diferentes partes del tracto gastrointestinal. Algunos de estos efectos, tales como la proliferación de la mucosa gástrica, fueron atribuidos principalmente a la expresión del transgen GNA. Sin embargo, otras partes de la estructura modificada genéticamente o la propia transformación genética (o ambas), pudieron también haber contribuido a los efectos biológicos globales del consumo de patatas transgénicas, especialmente en el intestino delgado y el ciego. La publicación de ese artículo fué seguida de una polémica oleada de comentarios críticos al mismo14-18. En respuesta a esas críticas, los autores del estudio destacaron entre otros interesantes aspectos, la escasísima atención que se ha venido prestando al potencial consumo de los AMG por parte, entre otros grupos, de aquellas personas con digestiones anormales resultantes de trastornos gastrointestinales crónicos19.
Precisamente, entre los graves problemas que al respecto podrían potencialmente plantearse, queremos destacar los resultados de un interesante estudio experimental en ratones, en el que se demostró que la ingestión de DNA ajeno puede alcanzar los leucocitos periféricos, el bazo y el hígado a través de la mucosa de la pared intestinal20. Ello supone que un gen transferido podría ser incorporado en un lugar impredecible del genoma, con todas las consecuencias que de ello podrían derivarse.
La última referencia experimental detectada en la presente revisión ha sido la correspondiente al estudio llevado a cabo en leucocitos humanos para establecer los efectos de la lectina GNA13. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la lectina GNA podía enlazar fuertemente con numerosas proteínas de los leucocitos. Las posibles consecuencias de este hallazgo llevaron también a esos investigadores a recomendar que los potenciales efectos sobre la salud de los alimentos que contienen GNA debían ser rigurosamente evaluados, antes de su posible paso a la cadena alimentaria. Los resultados de ese estudio13 fueron relativizados en cartas al Editor21,22, las cuales fueron contrareplicadas a su vez por los autores23.
Finalmente, una serie de referencias aparecidas en Toxline subrayan la importancia de examinar el potencial alergénico de los AMG, dado el interés que el conocimiento de las alergias alimenticias supone desde un punto de vista de salud pública24-28. Sin embargo, tanto en Medline como en Toxline destacan por su ausencia las referencias correspondientes a estudios o evaluaciones nutricionales, toxicológicas, e inmunológicas de los AMG con carácter experimental.
Por otra parte, un exhaustivo informe de la Royal Society of Sciences del Reino Unido destaca la importancia de examinar de forma individual cada AMG, sin que puedan derivarse posibles extrapolaciones29, indicando asimismo que aunque no existan evidencias de efectos perjudiciales debidos a la modificación genética, ello no significa por supuesto que los efectos nocivos puedan ser categóricamente descartados30. El informe recomendó que los resultados de cualquier futuro estudio sobre la seguridad de los AMG deberían ser, una vez completado, publicados tras el correspondiente proceso de revisión por pares. El objetivo de esa recomendación es que la comunidadcientífica internacional tenga la oportunidad de juzgar el trabajo antes de informar a la opinión pública.
Aunque el debate sobre los AMG se ha instalado fundamentalmente en las prestigiosas revistas científicas British Medical Journal, Lancet, Nature y Science, las publicaciones aparecidas en las mismas, salvo las excepciones ya comentadas12,13, no corresponden a estudios experimentales o evaluaciones originales sobre los efectos adversos o la potencial toxicidad de los AMG31-44.

CONCLUSIONES

A la vista de lo anterior, pueden establecerse algunas conclusiones referentes al conocimiento del estado actual de los potenciales efectos adversos sobre la salud de los AMG. Así, mientras las manifestaciones en medios de comunicación generales, llevadas a cabo por representantes de empresas biotecnológicas que se dedican a la elaboración de los AMG, indican que, de acuerdo con sus estudios, el consumo de los AMG ya comercializados o en vía de ello, no implica riesgos para la salud humana, a tenor de la ausencia de publicaciones experimentales originales, lo manifestado por dichas empresas se convierte en un mero acto de fe, al no haber podido ser debidamente juzgados los resultados o contrastados por la comunidad científica internacional.
Tal y como hemos indicado, hasta la fecha, en las bases de datos Medline y Toxline, solamente se recoge una muy pequeña cifra de artículos correspondientes a estudios experimentales directamente relacionados con el tema objeto de esta revisión. Ninguno de ellos pertenece a compañías del sector biotecnológico o ha sido desarrollado en agencias u organismos reguladores. El resto de publicaciones recogidas en las bases de datos son simples comentarios u opiniones sin respaldo experimental original, los cuales, a tenor en algunos casos de la filiación de sus autores podrían, incluso, no ser del todo desinteresados2,37,43,44.
En un reciente informe del Departamento de Sanidad británico, Donaldson y May45 establecieron una serie de puntos clave a desarrollar en cualquier proceso de evaluación de la seguridad de los AMG. Entre ellos se cita la realización de estudios nutricionales, toxicológicos y microbiológicos. O las empresas que han patentado ya algunos AMG publican los resultados de esos estudios (o en su defecto las agencias que los han evaluado), o éstos deberán ser llevados a cabo por organismos independientes y, por supuesto, publicados. Tan sólo una absoluta transparencia logrará que la sociedad pueda llegar en su momento a no desconfiar de los AMG. En este sentido, España, a nivel oficial, no figura actualmente a la vanguardia de los países que han mostrado su preocupación por el tema46.
En resumen, nuestro mensaje básico es que no se han realizado, o bien publicado (lo cual comporta que no pueden ser debidamente juzgados o contrastados), los suficientes estudios experimentales sobre los potenciales efectos adversos de los AMG en la salud animal ni, por supuesto, en la humana, que puedan servir de base para justificar la seguridad de esos productos. Como, por otra parte, el potencial socioeconómico que ofrecen los AMG es muy grande, creemos que las investigaciones sobre su seguridad deberían ser absolutamente prioritarias. Sólo este conocimiento evitaría la sensación de que nos hallamos ante uno de los mayores experimentos de todos los tiempos, en el que estamos siendo utilizados como cobayas.

BIBLIOGRAFÍA

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11. Tutel'ian VA, Kravchenko LV, Lashneva NV et al. Medical and biological evaluation of safety of protein concentrate from genetically-modified soybeans. Biochemical studies. Vopr Pitan 1999;68:9-12.
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13. Fenton B, Stanley K, Fenton S, Bolton-Smith C. Differential binding of the insecticidal lectin GNA to human blood cells. Lancet 1999;354:1354-5.
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19. Ewen SWB, Pusztai A. Health risks of genetically modified foods. Lancet 1999;354:684.
20. Schubbert R, Renz D, Schmitz B, Doerfler W. Foreign (M13) DNA ingested by mice reaches peripheral leukocytes, spleen, and liver via the intestinal wall mucosa and can be covalently linked to mouse DNA. Proc Natl Acad Sci USA 1997;94:961-6.
21. Munro S. GM food debate. Lancet 1999;354:1728.
22. Kilpatrick DC. GM food debate. Lancet 1999;354:1728.
23. Fenton B, Stanley K, Fenton S, Bolton-Smith C. Lancet 1999;354:1728.
24. Wèuthrich B. Food additives and genetically modified food: a risk for allergic patients?. Schweiz Rundsch Med Prax 1999;88:609-14.
25. Opara EL, Oehlschlager SL, Hanley AB. Immunoglobulin E mediated food allergy. Modelling and application of diagnostic and predictive tests for existing and novel foods. Biomarkers 1998;3:1-19.
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28. Ludwicki JK. Genetically modified organisms (GMO): toxicological aspects. Rocz Panstw Zakl Hig 1998;49:253-63.
29. Bateson PPG. Genetically modified potatoes. Lancet 1999;354:1382.
30. Internet: http://www.royalsoc.ac.uk/st_pol54.htm. Review of data on possible toxicity of GM potatoes, 1999.
31. Christie B. Scientists call for moratorium on genetically modified foods. BMJ 1999;318:483.
32. Jones L. Genetically modified foods. BMJ 1999;318:581-4.
33. Dixon B. The paradoxes of genetically modified foods. A climate of mistrust is obscuring the many different facets of genetic modification. BMJ 1999;318:547-8.
34. Beecham L. Chief medical officer clears genetically modified foods. BMJ 1999;318:1441.
35. Plugge E. The paradoxes of genetically modified foods. BMJ 1999;318:1694.
36. Long-term effect of GM crops serves up food for thought [brief]. Nature 1999;398:651-3.
37. Bright S, Schuh W. Making sense of GM tomatoes. Nature 1999;400:14.
38. Reichhardt T. US sends mixed message in GM debate. Nature 1999;400:298.
39. Millstone E, Brunner E, Mayer S. Beyond "substancial equivalence". Nature 1999;401:525-6.
40. Millstone E, Brunner E, Mayer S. Seaking clarity in the debate over the safety of GM foods. Nature 1999;402:575.
41. Trewavas A, Leaver CJ. Conventional crops are the test of GM prejudice. Nature 1999;401:640.
42. Kearns P, Mayers P. Substantial equivalence is a useful tool. Nature 1999;401:640.
43. Burke D. No GM conspiracy. Nature 1999;401:640-1.
44. Taylor SL, Hefle SL. Seaking clarity in the debate over the safety of GM foods. Nature 1999;402:575.
45. Donaldson L, May R. Health implications of genetically modified foods. 1999, Internet: http://www.doh.gov.uk/gmfood.htm
46. Informe sobre el protocolo de bioseguridad, 2000. Internet: http://www.greenpeace.es/trans2000.htm.
José L. Domingo Roig y Mercedes Gómez Arnáiz
resp[arroba]msc.es
Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental. Facultad de Medicina. Universidad "Rovira i Virgili". Tarragona.
Correspondencia: José L. Domingo Roig.
Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental. Facultad de Medicina. Universidad "Rovira i Virgili". San Lorenzo 21. Reus. 43201
 

Por qué la ingeniería genética no garantizará la seguridad alimentaria, ni protegerá el ambiente ni reducirá la pobreza en el Tercer Mundo?

 

  Miguel A. Altieri*
Peter Rosset**

 

 Las compañías dedicadas a la ingeniería genética frecuentemente afirman que los organismos modificados genéticamente (OsMG), específicamente, las semillas, son descubrimientos científicos indispensables para alimentar el mundo, proteger el ambiente y reducir la pobreza en los países en desarrollo. Esta opinión se apoya en dos suposiciones críticas, las cuales se cuestionan en este foro. La primera es que el hambre se debe a una brecha entre la producción de alimentos y la densidad de la población humana o tasa de crecimiento. La segunda es que la ingeniería genética es la única o la mejor forma de incrementar la producción agrícola y, por tanto, enfrentar las necesidades alimentarias futuras. Literatura citada

 

El objetivo de este foro es objetar la noción de ingeniería genética como una solución de bala mágica a todos los males de la agricultura, mediante la aclaración de conceptos erróneos relacionados con estas suposiciones implícitas.

 

1. No hay relación entre la ocurrencia frecuente de hambre en un país y su nivel de población. Para cada nación densamente poblada y hambrienta como Bangladesh o Haití, existe una nación escasamente poblada y hambrienta como Brasil e Indonesia. El mundo produce actualmente más alimento por habitante que nunca antes. Existe suficiente alimento para suministrar 2 kg por persona por día: 1,2 kg de granos y nueces, aproximadamente 0,5 kg de carne, leche y huevos y 0,5 kg de frutas y vegetales. Las verdaderas causas del hambre son la pobreza, la desigualdad y la falta de acceso. Demasiadas personas son muy pobres para comprar el alimento que está disponible (pero frecuentemente poco distribuido) o carecen de la tierra y recursos para cultivarlos ellos mismos (Lappe et al. 1998).

 

2. La mayoría de las innovaciones en ingeniería genética aplicadas a la agricultura han tenido como propósito la obtención de ganancias más que la solución de las necesidades. La verdadera fuerza propulsora de esta industria no es hacer a la agricultura del Tercer Mundo más productiva, sino preferiblemente generar ganancias (Busch et al. 1990). Esto se ilustra al revisar las principales tecnologías disponibles en el mercado: a) cultivos resistentes a los herbicidas, tales como la soya "Roundup Ready" que es tolerante al herbicida Roundup, y b) cultivos "Bt" los cuales son transformados para producir su propio insecticida. En el primer caso, la meta es ganar una mayor participación en el mercado para un producto patentado y en el segundo, promover la venta de semillas, al costo de dañar la utilidad de un producto clave en el manejo de plagas como es el insecticida biológico basado en Bacillus thuringiensis. Este es utilizado por gran cantidad de agricultores, incluyendo a la mayoría de los productores de cultivos orgánicos, como una alternativa al uso de insecticidas sintéticos. Estas tecnologías responden a la necesidad de las compañías de intensificar la dependencia de los agricultores a las semillas protegidas por los derechos de propiedad intelectual, los cuales se oponen a los derechos de antaño de los productores de reproducir, compartir o almacenar semillas (Hobbelink 1991). Cada vez que sea posible las corporaciones ofrecerán a los agricultores los suministros de su compañía y les prohibirán guardar o vender semilla. Al controlar el germoplasma de la semilla para la venta y forzar a los productores a pagar precios altos por paquetes de semillas modificada, las compañías están procurando obtener la mayor ganancia de su inversión (Krimsky y Wrubel 1996).

 

3. La integración de las industrias de semillas y de agroquímicos parece destinada a acelerar los incrementos en los gastos por unidad de producción de semillas y productos químicos, lo que reduce significativamente las utilidades de los productores. Las compañías que desarrollan cultivos tolerantes a los herbicidas están tratando de trasladar, en lo posible, el costo del herbicida a la semilla, aumentando su costo y los costos tecnológicos. Las reducciones crecientes en los precios de los herbicidas estarán limitadas a los productores que compren paquetes tecnológicos. En Illinois, la adopción de cultivos resistentes a los herbicidas constituye el sistema de semilla de frijol de soya + plaguicida más costoso en la historia moderna, entre US$100 a US$150 por ha, dependiendo de los precios y la presión de infestación, entre otros. Hace tres años, el costo promedio de la semilla y el control de las plagas en las fincas de Illinois fue de US$65 por ha y representaba el 23% de los costos variables. Hoy estos costos representan el 35-40% (Benbrook 1999). Muchos agricultores están dispuestos a pagar por la simplicidad y robustez del nuevo sistema de manejo de plagas, pero tales ventajas pueden tener corta duración porque pueden surgir problemas ecológicos.

 

4. Pruebas experimentales recientes han mostrado que las semillas fabricadas mediante ingeniería genética no aumentan el rendimiento de los cultivos. Un estudio reciente del Servicio de Investigación Económica del USDA mostró que en 1998 los rendimientos de cultivos transgénicos no fueron significativamente diferentes a los alcanzados por los no transgénicos, en 12 de las 18 combinaciones de cultivo/región analizadas. En las restantes seis combinaciones donde los cultivos Bt produjeron más, su rendimiento fue entre 5-30% mayor. El algodón tolerante al glifosfato no mostró un aumento significativo de rendimiento en ninguna región estudiada. Esto fue confirmado por otro estudio donde se examinaron más de 8000 muestras de campo, determinándose que las semillas de soya Roundup Ready producían menos cantidad de soya que las variedades similares producidas convencionalmente (USDA 1999).

 

5. Muchos científicos explican que la ingestión de alimentos transgénicos no es dañina. Sin embargo, evidencias recientes muestran que existen riesgos potenciales al comer tales alimentos, ya que las nuevas proteínas producidas por estos alimentos pueden actuar ellas mismas como alérgenos o toxinas, alterar el metabolismo de la planta o el animal que produce el alimento, lo que hace a éste producir nuevos alérgenos o toxinas, o reducir su calidad o valor nutricional. Este es el caso de los frijoles de soya resistentes a los herbicidas, los cuales contienen menos isoflavones (un importante fitoestrógeno) a los cuales se les atribuye la capacidad de proteger a las mujeres de varios tipos de cáncer. Actualmente, en muchos países en desarrollo que importan frijol de soya y maíz de los EEUU, Argentina y Brasil, donde se cultivan alimentos modificados genéticamente, estos productos están comenzando a inundar los mercados, y nadie puede predecir todos sus efectos en la salud de los consumidores, la mayoría de ellos ignorantes de que están comiendo este tipo de alimento. Debido a que los productos transgénicos se mantienen sin identificación, los consumidores no pueden discriminar entre alimento por IG y no-IG, y de surgir serios problemas de salud, sería extremadamente difícil rastrearlos hasta su origen. La falta de etiqueta también ayuda a proteger a las corporaciones que podrían ser potencialmente responsables de obligaciones (Lappé y Bailey 1998).

 

6. Las plantas transgénicas que producen sus propios insecticidas siguen el paradigma de los plaguicidas, el cual está fracasando rápidamente, debido al desarrollo de resistencia a estos productos por parte de las plagas. El fracasado modelo "una plaga un producto químico", está siendo reemplazado por la ingeniería genética con una aproximación "una plaga un gen", modelo que ha fallado una y otra vez en pruebas de laboratorio, ya que las especies de plagas se adaptan rápidamente y desarrollan resistencia al insecticida presente en la planta (Alstad y Andow 1995). No solamente fracasarán las nuevas variedades, a pesar de los llamados esquemas de manejo de la resistencia voluntaria (Mallet y Porter 1992), sino que en el proceso el plaguicida biológico "Bt"se podría volver ineficaz. Los cultivos Bt violan el principio básico y ampliamente aceptado de manejo integrado de plagas (MIP), de que el uso unilateral de una sola técnica de manejo de plagas tiende a provocar cambios en las especies de plagas o la evolución de resistencia a través de uno o más mecanismos (NRC 1996). En general, mientras mayor sea la presión de selección en el tiempo y espacio, más rápida y mayor será la respuesta de evolución de la plagas. Una razón obvia para adoptar este principio es que reduce la exposición de la plaga a los plaguicidas, lo que retarda la evolución de la resistencia. Pero cuando el plaguicida es incorporado a la planta, mediante ingeniería genética, la exposición de la plaga pasa de mínima y ocasional a exposición masiva y continua, lo que acelera dramáticamente la resistencia (Gould 1994). Entonces el Bt será rápidamente ineficaz, tanto como elemento incorporado en las semillas, como plaguicida biológico asperjado por los productores como alternativa a los productos químicos (Pimentel et al. 1989).

 

7. La lucha global por la participación en los mercados está llevando a las compañías a diseminar masivamente cultivos transgénicos en todo el mundo (más de 30 millones de hectáreas en 1998) sin la investigación adecuada sobre su impacto, a corto y largo plazo, en la salud humana y en los ecosistemas. En los Estados Unidos, la presión del sector privado ha llevado a la Casa Blanca a decretar "sin diferencia sustancial" la comparación entre las semillas alteradas genéticamente y las normales, evadiendo así la prueba normal del FDA y el EPA. Algunos documentos confidenciales hechos públicos en un litigio por una demanda en curso, reveló que los propios científicos del FDA no coinciden con esta determinación. Una razón es que muchos científicos están preocupados por el uso, a gran escala, de cultivos transgénicos debido a los riesgos ambientales que representan para la agricultura sostenible (Goldberg 1992, Paoletti y Pimentel 1996, Snow y Moran 1997, Rissler y Mellon 1996, Kendall et al. 1997, Royal Society 1998).

 

a. La tendencia de crear grandes mercados internacionales para productos específicos, está simplificando los sistemas de cultivo y creando uniformidad genética en las áreas de producción. La historia ha mostrado que un área muy grande sembrada con una sola variedad de un cultivo es muy vulnerable a nuevas cepas de patógenos o a insectos plagas. Además, el uso intensivo de variedades transgénicas homogéneas, llevará inevitablemente a la "erosión genética", a medida que las variedades locales utilizadas por miles de productores de países en desarrollo sean reemplazadas por las nuevas semillas (Robinson 1996).

 

b. El uso de cultivos resistentes a los herbicidas debilita paulatinamente las posibilidades de diversificación de cultivos y reduce la biodiversidad agrícola en el tiempo y el espacio (Altieri 1994).

 

c. La transferencia potencial de los genes de cultivos resistentes a los herbicidas hacia especies relacionadas, tanto silvestres como semidomesticadas, puede llevar a la aparición de malezas resistentes a estos productos (Lutman 1999).

 

d. Las variedades resistentes a los herbicidas potencialmente podrían convertirse en malezas importantes en otros cultivos (Duke 1996, Holst y Le baron 1990).

 

e. El uso masivo de cultivos Bt afecta a los organismos que no son su blanco (especies que no son plagas) y a los procesos ecológicos. Evidencias recientes muestran que la toxina Bt puede afectar a los insectos benéficos depredadores que se alimentan de las plagas presentes en los cultivos Bt (Hilbeck et al. 1998), y que el polen de los cultivos Bt transportado por el viento hasta la vegetación natural aledaña puede matar a los insectos que no son el objetivo, como la mariposa grande de alas anaranjadas con borde y venas negras (Losey et al. 1999). Además, la toxina Bt presente en el follaje de los cultivos transgénicos enterrados después de la cosecha puede adherirse a los coloides del suelo hasta por tres meses, lo que afecta negativamente las poblaciones de invertebrados del suelo como los descomponedores de la materia orgánica (Donnegan et al. 1995, Palm . 1996).

 

f. Existe potencial para la recombinación en vectores que puede generar nuevas cepas de virus, especialmente en plantas transgénicas resistentes a estos patógenos (lograda por la inserción de genes virales). En plantas que contienen genes de la capa de proteína, existe la posibilidad de que estos genes sean absorbidos por virus no relacionados, lo cual infectaría a la planta. En tales situaciones, el gen extraño cambia la estructura de la cubierta de los virus y puede conferirle propiedades como diferente método de transmisión entre plantas. El segundo riesgo potencial es que la recombinación entre los virus ARN y un gen viral ARN en un cultivo transgénico puede producir un nuevo patógeno que provoque enfermedades más severas. Algunos investigadores han demostrado que la recombinación ocurre en plantas transgénicas y que bajo ciertas condiciones, produce una nueva cepa viral con un ámbito de hospedantes diferente (Steinbrecher 1996).

 

La teoría ecológica predice que el panorama de homogeneización a gran escala con cultivos transgénicos agravará los problemas ecológicos que han sido asociados al uso del monocultivo en la agricultura. La expansión incuestionable de esta tecnología en los países en desarrollo podría no ser prudente o deseable. En muchos de estos países existe gran diversidad agrícola que no debe ser inhibida o reducida por el monocultivo extensivo, especialmente, cuando las consecuencias de este reemplazo, son serios problemas sociales y ambientales (Altieri 1996).

 

Aunque las consecuencias de los riesgos ecológicos han sido discutidas en círculos gubernamentales, internacionales y científicos, éstas frecuentemente no se han hecho desde una perspectiva amplia, lo cual ha ocasionado que la seriedad de los riesgos sea disminuida (Kendall et al. 1997, Royal Society 1998). Los métodos para la evaluación de los riegos del uso de cultivos transgénicos aún no están totalmente desarrollados (Kjellsson y Simmsen 1994). Por tanto, existe una preocupación justificada porque las pruebas de seguridad biológica consideran muy poco los riesgos potenciales para el ambiente, asociados con la producción a escala comercial de cultivos transgénicos. La preocupación principal es que las presiones internacionales por ganar mercados y obtener ganancias está ocasionando que las compañías liberen cultivos transgénicos demasiado rápido, sin las evaluaciones apropiadas sobre los impactos a largo plazo en las personas y el ecosistema.

 

8. Existen muchos cuestionamientos ecológicos sobre el impacto de los cultivos transgénicos que aún siguen sin respuesta. Muchos grupos ambientalistas han señalado la necesidad de una regulación apropiada que medie entre la experimentación y la liberación de cultivos transgénicos para responder a los riesgos ambientales y demandar una mejor evaluación y comprensión de las consecuencias ecológicas asociadas con la ingeniería genética. Esto es clave ya que muchos resultados del comportamiento ambiental de estos cultivos transgénicos liberados sugieren que en el desarrollo de cultivos resistentes, no deben solamente probarse los efectos directos en el insecto o maleza específica, sino también los efectos indirectos en la planta (por ej. crecimiento, contenido nutritivo, cambios metabólicos) en el suelo y en los organismos que no son su objetivo. Desafortunadamente, los fondos para la investigación sobre evaluación del riesgo ambiental son muy limitados. Por ejemplo, el USDA gasta solamente 1% de los fondos asignados en la investigación biotecnológica sobre evaluación de riegos, aproximadamente US$1-2 millones por año. Dado el nivel de liberación de plantas producidas mediante ingeniería genética, estos recursos no son suficientes ni para descubrir la punta del iceberg. Se considera que es una tragedia en desarrollo el que tantos millones de hectáreas se sembraran con este tipo de cultivo sin tener esquemas adecuados de control. Mundialmente, el área dedicada a estos productos se incrementó considerablemente en 1998, con el algodón transgénico que alcanzó 2,5 millones de ha, maíz transgénico 8,3 millones de ha y frijol de soya 14,5 millones de ha, ayudados por convenios de mercadeo y distribución, en los que participan corporaciones y distribuidores en ausencia de regulaciones en muchos países en desarrollo. La contaminación genética, a diferencia de los derrames de aceite, no puede ser controlada arrojando un botalón a su alrededor y por tanto sus efectos no son recuperables y pueden ser permanentes. Como en el caso de los plaguicidas prohibidos en los países del norte y aplicados en el sur, no hay razón para asumir que las corporaciones dedicadas a la ingeniería genética asumirán los costos ambientales y de salud asociadas con el uso masivo de cultivos transgénicos en los países en desarrollo.

 

9. Como el sector privado ha ejercido cada vez más dominio en la promoción de nuevas técnicas de ingeniería genética, el sector público ha tenido que invertir una cuota creciente de sus escasos recursos en incrementar su capacidad en esta área en las instituciones públicas, incluyendo el CGIAR, y en evaluar y responder a los retos planteados al incorporar tecnologías del sector privado en los sistemas agrícolas existentes. Tales fondos serían mucho mejor utilizados si se dedicaron a la investigación en agricultura ecológica, ya que todos los problemas biológicos que la ingeniería genética propone solucionar pueden manejarse mediante técnicas agroecológicas. Los efectos del uso de rotación de cultivos en protección y productividad de los mismos, al igual que el uso de agentes de control biológico para el manejo de las plagas, han sido repetidamente confirmados con investigaciones científicas. El problema es que la investigación en instituciones públicas refleja cada vez más los intereses de las instituciones financieras privadas, a expensas de la investigación de bien público, tales como el control biológico, los sistemas de producción orgánicos y las técnicas agroecológicas. La sociedad civil debe solicitar que las universidades y otras organizaciones públicas realicen más investigación sobre las alternativas a la ingeniería genética (Krimsky y Wrubel 1996). Existe también una necesidad urgente de desafiar al sistema de patentes y derechos de propiedad intelectual intrínseco a la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo cual no solamente provee a las corporaciones multinacionales el derecho de tomar y patentar recursos genéticos, sino también acelerará el ritmo, al cual las fuerzas de mercado promueven el monocultivo de variedades transgénicas, uniformes genéticamente. Con base en la historia y la teoría ecológica, no es difícil predecir los impactos negativos en la agricultura moderna que ocasiona tal simplificación ambiental (Altieri 1996).

 

10. Aunque existen algunas aplicaciones útiles de la biotecnología (por ej. las variedades resistentes a la sequía o los cultivos resistentes a la competencia de malezas), porque estos rasgos deseables son poligénicos y difíciles de construir por ingeniería, estas innovaciones tomarían por lo menos 10 años para estar listas para su uso en el campo. Una vez disponibles y si los agricultores pueden adquirirlos, su contribución al incremento del rendimiento de tales variedades serían entre 20-35%; la diferencia en el rendimiento debe provenir del manejo agrícola. Gran parte del alimento necesario puede ser producido por los pequeños agricultores de muchos países del mundo, utilizando tecnologías agroecológicas (Uphoff y Altieri 1999). Los nuevos modelos de desarrollo rural y tecnologías de bajos insumos utilizados por productores y ONGs en el mundo están contribuyendo significativamente a la seguridad alimentaria a nivel familiar, nacional y regional en países de Africa, Asia y Latinoamérica (Pretty 1995). Se han logrado aumentos en el rendimiento de los cultivos al utilizar mejoras tecnológicas, basadas en los principios agroecológicos que enfatizan la diversidad, el sinergismo, el reciclaje y la integración; y los procesos sociales que promueven la participación y consentimiento de la comunidad (Rosset 1999). Cuando estos aspectos son optimizados, se logran incrementos en el rendimiento y la estabilidad de la producción, así como en una serie de servicios ecológicos, tales como la conservación de la biodiversidad, la rehabilitación y conservación de suelos y aguas y mejoras en los mecanismos de regulación natural de las plagas, entre otros (Altieri et al. 1998). Estos resultados son un punto de partida para lograr la seguridad alimentaria y la conservación del ambiente en los países en desarrollo, pero su potencial y futura extensión depende de la inversión, política, apoyo institucional y cambios de actitud por parte de los políticos y la comunidad científica, especialmente el CGIAR, el cual debe dedicar gran parte de sus esfuerzos para ayudar a los 320 millones de pequeños agricultores en zonas marginales. La falta de apoyo a quienes trabajan en investigación y desarrollo agrícola, debido a la transferencia de los fondos y las actividades hacia la ingeniería genética desperdiciará una oportunidad histórica de aumentar la productividad agrícola para alcanzar un desarrollo social económicamente viable y ambientalmente amigable.

 

 

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Silvia Ribeiro

¡También en el estómago!

Por primera vez se comprobó experimentalmente que el ADN transgénico ingerido en alimentos se puede recombinar en el estómago y el intestino humanos, transfiriendo a las bacterias de la flora intestinal propiedades de las plantas transgénicas, como por ejemplo la resistencia a antibióticos. Esto quiere decir que al ingerir alimentos transgénicos podemos estar adquiriendo inmunidad frente a diferentes antibióticos. Y lamentablemente no lo sabremos hasta el momento de tener una enfermedad y que el antibiótico que nos receten ya no nos haga efecto.

Para hacer un organismo transgénico hay que transferir, además del gen elegido, por ejemplo resistencia a herbicidas, un gen promotor -en general proveniente de un virus- y un gen "terminador" -proveniente de bacterias o virus-. Como la operación es muy inexacta, para saber si se efectuó la transgénesis se agrega también un gen "marcador". Este marcador es en muchos casos un gen que confiere resistencia a un antibiótico. Realizada la transferencia de todo el constructo, se cultivan las células modificadas, agregando un antibiótico. Las que no mueren son transgénicas. Este marcador sigue presente en todo el proceso de crecimiento de la planta y en los alimentos que se elaboren posteriormente con ésta.

La transferencia de ADN transgénico a las bacterias del intestino en animales ya se había comprobado experimentalmente en varias otras oportunidades, por ejemplo el año pasado en ganado alimentado con forraje transgénico en la Universidad Agrícola de Wageningen, en Holanda, y por el doctor Kaatz de Alemania, en abejas que lo adquirieron por el polen de plantas transgénicas. Además, activistas y científicos responsables alertaron de este riesgo desde muchos años antes.

Sin embargo, esta es la primera vez que se hace un estudio basado en experiencias con humanos. Estas se hicieron en la Universidad de Newcastle, en el contexto de un proyecto de la Agencia de Estándares Alimentarios del Reino Unido, a su vez comisionada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de ese país. La universidad realizó el estudio con 19 voluntarios, siete de los cuales habían sufrido una colostomía, es decir, les fue extraído el colon por razones médicas. A estas personas les dieron a comer una hamburguesa que contenía soya transgénica -común, de las que se encuentran en el supermercado- y un vaso de leche malteada, también con soya transgénica agregada. Luego analizaron las materias fecales y el contenido de las bolsas de colostomía. En el caso de las bolsas, "para su sorpresa" encontraron "una proporción relativamente alta de ADN transgénico que había sobrevivido el pasaje a través del intestino delgado". No lo encontraron en las pruebas de las personas con el intestino completo. Para comprobar si se había dado una transferencia al intestino, tomaron bacterias de las bolsas de colostomía y las cultivaron, comprobando que en tres de las siete muestras las bacterias habían adquirido resistencia a herbicidas, propiedad contenida en la soya transgénica. Los responsables del estudio, al no encontrar bacterias modificadas en las personas con el intestino completo, concluyeron que el ADN transgénico se habían degradado en ese último pasaje. Una conclusión que fue cuestionada por varios científicos en Inglaterra que consideraron que la metodología de detección no fue adecuada, y más aún a la luz de que sí se han encontrado bacterias modificadas en el colon de otros mamíferos.

Según el doctor Michael Antonio, genetista molecular de la King's College Medical School, entrevistado por The Guardian, "esto ha demostrado claramente que se puede transferir ADN transgénico de plantas a las bacterias intestinales. Todos decían que eso era imposible". Agregó que aunque la metodología tuvo muchas fallas, no quita la enorme relevancia de los hallazgos que hicieron. "Quiere decir que uno puede tener genes marcadores con resistencia a antibióticos en su aparato digestivo, que pueden comprometer la resistencia a antibióticos del cuerpo. Y han mostrado que esto puede suceder en niveles muy bajos, luego de una sola comida."

La resistencia a antibióticos es actualmente un problema muy grave, según la Organización Mundial de la Salud, ya que la proliferación del uso de éstos ha llevado a generar bacterias cada vez más resistentes, e incluso a volver patógenas -capaces de provocar enfermedad- a bacterias que no lo eran. Dado que los marcadores de resistencia a antibióticos ya despertaban mucha desconfianza anteriormente, varias de las empresas que producen transgénicos han dicho que no los seguirían usando, lo cual hasta ahora no se ha cumplido. Monsanto, que vende más de 90 por ciento de las semillas transgénicas comercializadas en el mundo, recibió en 2001 una nueva patente que cubre prácticamente todos los métodos de hacer plantas modificadas que utilicen marcadores con resistencia a antibióticos.

Todas las empresas multinacionales, incluyendo a la mexicana Pulsar/Savia/Seminis, a las cuales se les ha aprobado liberación en campo o experiencias con transgénicos en México, han usado y/o usan este tipo de marcadores. Se han aplicado a maíz, tomate, canola, soya, papa, algodón, calabacita y papaya, entre otros. También el Cinvestav lo utilizó en papa y tomate. Pueden estar presentes tanto en las tortillas como en los jitomates, además de en la enorme cantidad de productos que contienen soya que comemos cada día, y para peor, también en la tierra de los campesinos, voluntaria o involuntariamente.

¿Será necesario un Chernobyl genético -que quizá ya está ocurriendo con la contaminación transgénica del maíz criollo en México- para que las pocas empresas multinacionales que lucran con los transgénicos y los muchos gobiernos que las protegen dejen de jugar con la salud de todos?

La autora es investigadora del Grupo ETC



El cortocircuito transgénico


María Gelabert
Fotos: Greenpeace - Ecologistas en Acción












Los Organismos Modificados Genéticamente (OMG) o transgénicos se cultivan sólo desde la segunda mitad de los años 90. Se diferencian de las variedades convencionales en que uno o más genes han sido modificados en laboratorio con el fin de obtener características especiales que en la naturaleza jamás se darían.

Sus posibles efectos adversos son poco conocidos: existe gran opacidad informativa y poca financiación para la investigación científica “independiente”. Las discutibles ventajas que ofrecen los transgénicos actuales en agricultura se resumen en una menor incidencia de determinadas plagas. Sus riesgos demostrados, como la aparición de “súper malas hierbas” resistentes a herbicidas y la ausencia de información transparente han puesto a la opinión pública en guardia frente a los OMG.

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) aseguran que los cultivos transgénicos resultan obsoletos rápidamente, ya que sus manipulaciones son burdas frente a la naturaleza; las plagas y malas hierbas que quieren evitar son capaces de reaccionar y mutar con rapidez, de forma que la transgenia no sirve para nada al cabo de unas pocas cosechas. Así, la patente jamás se rentabiliza. Y al fin y al cabo, de lo que se trata es de hacer negocio... Pero como dice el colectivo Bajo el Asfalto está la Huerta (B.A.H.), “con la comida no se juega”. 
















¿Cómo se hace un OGM?


Según los define la directiva europea 18/2001, los transgénicos son “organismos, con excepción de los seres humanos, en los que el material genético ha sido modificado de una manera que no se produce naturalmente en el apareamiento ni en la recombinación natural”.

Para crear un transgénico hacen falta tres componentes: un promotor, o gen activador que dice a la célula a modificar “copie el siguiente mensaje (gen o secuencia codificadora) para crear una proteina”; un terminador, que dice “pare aquí, fin del mensaje”, y el vector portador de la célula modificada. Las tres partes suelen proceder de diferentes fuentes. La mejor forma de expresar con éxito la modificación es usando promotores agresivos tipo virus. Estas modificaciones artificiales se insertan después en las células objetivo mediante métodos invasivos más o menos certeros, aislándose las modificaciones que expresan la característica deseada, y desechando el resto. En agricultura, las principales modificaciones son: resistencia a herbicidas en maiz, algodón y soja; poder insecticida en maiz y algodón. Otras modificaciones incluyen aportes vitamínicos especiales en arroz o retraso de la podredumbre en tomate1.

Uno de los conceptos clave usados para autorizar un transgénico es la “equivalencia substancial”2 entre un alimento no modificado y un transgénico. Este concepto, que considera las partes aisladas y no el todo, facilita la aprobación del transgénico, ya que suele evitar estudios pormenorizados, rigurosos e individuales de posibles efectos adversos a largo plazo.

Sin embargo, se producen problemas de inestabilidad en las líneas transgénicas a causa de la debilidad de sus enlaces. Esta es la principal razón para que la mencionada directiva, que regula la liberación intencional de OGM en el medio ambiente, establezca la necesidad de una evaluación “caso a caso” de cada variedad de semilla transgénica antes de ser aprobada para su siembra comercial.

Es importante mencionar que todo el proceso de elaboración y patente de un evento transgénico que después se insertará en diferentes variedades de semillas tiene una duración de varios años y una importante inversión económica, estimada entre 100 y 150 millones de dólares.

¿Qué aportan los OMG?

La ingenieria genética rompe todas las reglas de la evolución y esto es importante dejarlo claro, ya que es falso el argumento que sus promotores usan como introducción a las bondades de los transgénicos: que éstos son una “continuación” de la mejora tradicional. Los OMG suponen un verdadero cortocircuito en el proceso evolutivo. Sus modificaciones jamás ocurrirían fuera del laboratorio. Un salmón ártico jamás intercambiaría genes con un tomate para conseguir que éste aguantara más tiempo en la cámara frigorífica. Gracias a la ingeniería genética esto es un hecho.

Nada tiene que ver, por tanto, con la mejora genética tradicional que desde antiguo practicaron los agricultores. Por un lado, la mínima compatibilidad sexual entre especies no se tiene en cuenta en los OMG. Por otro, al manipular determinadas secuencias de bases nitrogenadas que forman parte de cada gen, se presupone que una modificación exitosa dará un solo resultado, el esperado (plantas insecticidas, resistentes al herbicida del propietario de la patente transgénica, con efectos vitamínicos, etc.). Sin embargo, estudios científicos que logran salir a la luz revelan modificaciones adicionales inesperadas que causan efectos no previstos. De todas las combinaciones que surgen de un mismo inserto realizado en distintos puntos de la secuencia cromosómica, sólo una mínima parte resulta exitosa. Las otras combinaciones pueden ser más inestables o presentar otros efectos no esperados3


La biotecnología es una disciplina muy reciente. En los años 50 del siglo pasado los premios Nobel Watson y Crick descubrieron la estructura del ADN y enunciaron el “dogma central” de la biología molecular, que establece que la información genética fluye estrictamente en un único sentido: del ADN al ARN y de éste a las proteínas y a las características que éstas determinen. En este axioma se ha basado la ingeniería genética actual.

Sin embargo, a principios de los 80, una nueva teoría genética empieza a ser comentada en algunos círculos científicos, aunque no ha tomado relevancia hasta hace apenas tres años: el Genoma Fluído.

Gabriel Dover y Dick Flavell, genetistas destacados en este nuevo enfoque, afirmaron en 1982: “La aplicación de nuevas técnicas moleculares revela que, más allá del nivel cromosómico, el genoma es un conjunto continuamente cambiante de secuencias. Movilidad, amplificación, borrado, inversión, intercambio y conversión de secuencias crean una fluidez inesperada en el tiempo con consecuencias evolutivas”. El genoma fluído está en constante relación con su entorno, el cual puede cambiar no sólo el patrón de expresión de los genes en todas y cada una de las células, sino también la estructura del genoma mismo y de los genes4. Su mensaje principal es que la ingeniería genética actual no cuenta con el organismo como un todo, sino que aisla los genes y sus caracteres deseados, sin preveer otros desenlaces5. Es por esto que el principio de precaución científica se está obviando en la cuestión de la agricultura transgénica. 


El Principio de Precaución

La aplicación de este antiguo precepto está hoy más justificada que nunca. Desde que se crea una variedad transgénica hasta que se comienza a tramitar su registro pasa poco tiempo, desde pocos meses hasta pocos años. Un periodo, en cualquier caso, insuficiente para disminuir el nivel de riesgo, según afirma parte de la comunidad científica, ya que pueden aparecer efectos no deseados en un horizonte temporal mayor, como ocurrió con el DDT. Y para entonces dar marcha atrás sería imposible.

Las organizaciones ambientalistas denuncian, por una lado, la falta absoluta de medidas de control eficaces para evitar la contaminación transgénica no deseada tanto en el campo, por polinización, como en la cosecha, transporte, almacenaje, envasado, etc., y por otro, el incumplimiento de las normas de etiquetado, que obligan a especificar qué ingredientes de alimentos y piensos son OGM cuando están en un porcentaje superior al 0.9% 6.

Incluso la FAO advierte7 sobre la necesaria vigilancia de los cultivos transgénicos como y medios rurales y sobre la necesidad de reunir más información sobre los efectos observados a lo largo de toda la cadena.

España es un país pionero en respaldar autorizaciones para diversas variedades de maíz insecticida. Sin embargo, no existe en nuestro país un laboratorio de referencia que realice sus propias pruebas de contraste: las pruebas y ensayos que demuestran la bondad del transgénico a examinar las realizan las propias empresas promotoras. Y la realidad es que a día de hoy en el Estado español las cosechas transgénicas de maíz se están mezclando con las convencionales, obviando todas las normas de trazabilidad y seguridad alimentaria.

Hasta ahora se han hecho públicas algunas incertidumbres y hechos que cuestionan la seguridad de los alimentos y piensos transgénicos, como por ejemplo:

- La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) dio su aprobación para la autorización de maiz insecticida Mon863 de Monsanto, a pesar de los “muy preocupantes” resultados obtenidos en ensayos de alimentación que mostraron malformaciones renales y elevado nivel de glóbulos blancos en sangre de ratones macho, así como altos niveles de azúcar y glóbulos rojos reducidos e inmaduros en ratones hembra.

- En el año 2003, hasta un centenar de personas del sur de Filipinas que residían cerca de parcelas de maiz GM enfermaron cuando el maiz floreció. Terje Traavik, del Instituto Noruego de Ecología Genética de Tromsø encontró anticuerpos al Cry1Ab producidos por el maiz GM en la sangre de 39 de ellos. La misma enfermedad se presentó en 2004.

- Entre 2001 y 2002, doce vacas lecheras murieron en una granja de Hesse, Alemania, tras comer maiz transgénico Bt176 de Syngenta, y otros animales del rebaño debieron ser sacrificados debido a una misteriosa enfermedad. Fue la Agencia Española de Seguridad Alimentaria la que avaló ante la UE la autorización del maiz Bt176 para su cultivo.

- Aventis (ahora Bayer) registró un aumento significativo de muertes en pollos broilers alimentados con maiz resistente al glufosinato T25 frente a los alimentados con maiz convencional.

- En Filipinas, la población de una zona en la que se sembraban variedades transgénicas insecticidas ha desarrollado una misteriosa enfermedad alérgica que se piensa que puede estar asociada a estos cultivos.

¿Cómo nos venden los OGM?

Inicialmente, se presentaron como la solución al hambre en el mundo, y muchos imaginaron cosechas mágicas para el desierto africano. Tras el período de prueba de los últimos diez años, la realidad es que los OGM sólo llegan a África como excedentes de mercado camuflados de “ayuda alimentaria”, ya que no son mercancía bien vista por los países desarrollados8. Y algunas partidas incluso son rechazadas por no considerarlas “seguras” los mismos países receptores. Afortunadamente, hoy ya se reconoce que los transgénicos nada van a cambiar respecto a la distribución de los alimentos en el mundo9.

Posteriormente se argumentó que aumentaban rendimientos y disminuían el uso de pesticidas. De nuevo, resultó falso. Las modificaciones comerciales actuales no están diseñadas para incrementar las cosechas, sino para resistir mejor las plagas. En cuanto al uso de pesticidas, se puede demostrar que han aumentado10 las ventas del herbicida Round Up de Monsanto, propietaria asimismo de la patente del maíz resistente, y que el modelo de agricultura biotecnológica no disminuye el uso de fitosanitarios, sino que se basa en ellos. El nuevo concepto de agricultura “inteligente” está basado en inundar el suelo con herbicidas, matando la vida del suelo, sus microorganismos.

Aún así, con espectaculares inversiones en tecnología y medios, algunos fracasos ya se han hecho notar. El algodón RR, resistente al herbicida Round Up, no termina de cuajar en India, principal país productor, donde el cultivo pasa a ser más caro y la cosecha no aumenta en proporción; también es notable el hecho de que el trigo GM no fuera autorizado para cutivo comercial en Estados Unidos o se estableciera la prohibición de utilizar antibióticos en la fabricación de los eventos transgénicos, debido a la aparición de resistencias a la ampicilina.

Recordemos también la consecuencia de pérdida definitiva de cultivos con variedades locales o autóctonas para pasar a un mercado global homogéneo de variedades muy limitadas y no siempre las más satisfactorias al paladar. Es cierto que existen bancos de germoplasma que conservan muestras de variedades que dejaron de ser comerciales hace décadas. En caso de desastre, podemos estar tranquilos que ellas están ahí, como las parejas de animales de Noé en el Arca. Sin embargo, la biodiversidad, la verdadera riqueza, está cada vez más amenazada.

Por otro lado, los estudios de consumo humano de OGM son complicados de realizar, ya que el seguimiento de la muestra (años) es laborioso y los principios éticos son claramente cuestionados11. Aunque la legislación europea es la más estricta en cuanto a su autorización para consumo, siembra o etiquetado, no es menos cierto que el listón puesto por los EEUU, principal país promotor, es realmente bajo. Y también ocurre que la aplicación de las normas, al menos en cuanto a etiquetado y trazabilidad12 de procesos se refiere, está siendo muy laxa13. Además, los animales que han sido alimentados con transgénicos no tienen que estar identificados.

Iniciativas en marcha

A pesar de que el avance de los cultivos transgénicos es lento gracias a resultados no tan exitosos como los previstos y a la toma de conciencia de los consumidores, la realidad es que los transgénicos van avanzando silenciosa pero inexorablemente. Gran parte de los enzimas que se utilizan en la fabricación de queso o vino son transgénicos y muchos almidones y derivados del arroz y de la soja también lo son. Por no hablar de nuevo de la carne que fue alimentada con piensos transgénicos.

Ante este panorama existen iniciativas interesantes que demuestran un deseo y cierta voluntad de compromiso de las administraciones, aunque son sólo las de menor tamaño. La más importante es la red de Zonas Libres de Transgénicos14. Desde ayuntamientos hasta regiones enteras se comprometen a que su circunscripción no comercialice transgénicos. El País Vasco es la primera y única región del Estado que se ha adherido a esta iniciativa. Existen actualmente propuestas para Canarias y Asturias, además de diversos municipios ya acogidos. Se trata de un primer paso, una declaración de intenciones que aún se ha de poner en práctica de forma efectiva en la mayor parte de los casos.

El cultivo de especies tradicionales y la agricultura ecológica son opciones amenazadas especialmente por los transgénicos. En los últimos cuatro años se han detectado varios casos de contaminación transgénica de maiz ecológico en Aragón, que fueron descalificadas y retiradas de este mercado. Gracias a iniciativas como la Guía Roja y Verde de alimentos transgénicos de Greenpeace y a análisis realizados y publicados por la cadena Eroski, sabemos que se han detectado transgénicos en determinados cereales para el desayuno y en gusanitos de maiz15.

Concluyendo

Existe un cúmulo de factores de riesgo en los cultivos transgénicos que deben ser contrastados con las ventajas que ofrecen. El mayor clamor se dirige hacia la necesidad urgente de información sobre estudios científicos independientes en la materia. Asimismo se requiere una legislación que incluya a los productos animales, que proteja eficazmente de la contaminación transgénica a los cultivos convencionales y ecológicos y sobre todo, que se cumplan todas las normas y aumenten los niveles de vigilancia. En este sentido, las legislaciones sobre “coexistencia” de OMG con convencionales son básicas. En España, la norma que va a regular esta “coexistencia” se lleva discutiendo ya dos años. Cuestiones como ¨¿cuánto viaja un grano de polen?” son discutidas con fervor. La Administración, claramente influida por las empresas que venden OMG, insiste en que el viaje es de centenares de metros. La realidad muestra que el polen transgénico viaja kilómetros, por lo que la coexistencia, entendida como ausencia de contaminación transgénica es muy difícil, si no imposible. La responsabilidad económica de los daños que esta contaminación puede ocasionar es otro tema espinoso: la Administración sugiere que sean las subvenciones europeas las que la cubran. El sentido común pide que sean las empresas que venden transgénicos o sus compradores los que paguen los daños que ellos causan. Es previsible que en 2006 ya tengamos algún texto oficial. Veremos cómo resulta.

Tal y como recomienda la FAO, y desde un mínimo sentido común, es necesario un mayor control de la trazabilidad y más estudios científicos independientes. Sólo así podremos tener una mayor certeza de qué consecuencias podemos esperar a medio o largo plazo. Puede ser que incluso se busquen posibles efectos perjudiciales que, hasta ahora, no se conocen ya que no se estudian. El principio de precaución es aplicable en todos los ámbitos de la vida: desde el científico hasta el político. Recordemos la máxima de la UE “Si algo funciona, no lo arregles”. Con estos datos, podemos preguntarnos: ¿son necesarios los cultivos transgénicos?

Notas:
1.- La mayor parte de los OMG autorizados son microorganismos. http://europa.eu.int/comm/food/dyna/gm_register/index_en.cfm
2.- OCDE, 1993: Dos alimentos son equivalentes sustancialmente si su composición química y organoléptica son iguales. En este caso, la equivalencia se produce, excepto por la modificación genética.
3.- Así ha ocurrido recientemente con los maices Bt 10 y Bt 11. Ambos son insecticidas, pero el inserto modificado está en distinto punto y las autoridades sanitarias europeas, gracias a la legislación que permite la autorización “caso a caso” de variedades transgénicas, consideraron que el maiz Bt 10 no era seguro y no autorizaron su comercialización en Europa, aunque para algunas partidas mezcladas ya fue tarde...
4.- Lecture presented at The Precautionary Principle in Science and Politics, Federation of German Scientist Conference, 22-23 October 2004, Marie-Elisabeth-Luders Haus & Magnus Haus, Berlin. www.i-sis.org.uk
5.- Para la aprobación de OGM se usa el principio de “equivalencia sustancial” entre estos y el alimento original no modificado.
6.- Reglamentos del Consejo CE/1829/2003 y CE/1830/2003.
7.- www.fao.org Nota de prensa del 27/01/05. Luisa Guarneri.Oficial de información, FAO. luisa.guarneri@fao.org (+39) 06 570 56350.
8.- Desde 1998 y hasta 2005 ha existido en la Unión Europea una “moratoria de facto” recurrida por los Estados Unidos ante la OMC tal que no se permitían nuevas autorizaciones de variedades OGM.
9.- César Nombela, Presidente del Comité Asesor de Ética en la Investigación Científica y Técnica. Diario 20 minutos. 29/11/2004.
10.- La Jornada, México D.F. Lunes 29 de noviembre de 2004.”Transgénicos: verdades y suposiciones”. Silvia Ribeiro.
11.- En el año 2000 se podía leer en la página web de Monsanto la “labor social” de prevención de la ceguera que realizaba esta compañía en India, donde alimentaban durante años a niños de un orfanato con arroz transgénico Golden Rice, modificado para producir vitamina A.
12.- Trazabilidad: Concepto que permite saber el origen de cada producto o ingrediente y los pasos que ha tenido en su transformación hasta ponerse a la venta.
13.- Ver “Guía roja y verde de los transgénicos”. www.greenpeace.org
14.- www.gmofree-europe.org
15.- Guía Roja y Verde. http://revista.consumer.es

Bibliografía y direcciones interesantes

  • Dossier Informativo sobre Transgénicos. Ecologistas en Acción. (www.ecologistasenaccion.org/transgenicos/alimentos).
  • GRUPO DE CIENCIA INDEPENDIENTE (ISP): “En defensa de un mundo sustentable sin transgénicos”, Londres, Reino Unido, 15 de julio de 2003, en www.choike.org/documentos/transgenicos.pdf título original: “The Case For A GM-Free Sustainable World”, en www.indsp.org/ISPreportSummary.php e INSTITUTE OF SCIENCE IN SOCIETY: “DNA in GM food and feed”, 17 de junio de 2004, en www.i-sis.org.uk
  • De Genes, Gusanos e Ignorantes. Por Silvia Ribeiro. www.ecoportal.net, 26 de noviembre de 2004.
  • Preguntas y respuestas sobre los OMG. Dossier de la Unión Europea. (http://europa.eu.int/comm/food/food/biotechnology/gmfood/qanda_en.pdf).
  • www.biodiversidadla.org
  • www.greenpeace.org/espana/campaigns/transgenicos
  • www.tierra.org/transgenicos/contenido.htm

  
Bacterias e ingeniería genética
1) Moderna bioquímica y la genética bacteriana descansa en gran medida en los experimentos en que estamos DO cambiar el medio de cultivo, en general, en un pequeño camino - como mediante la adición de un inhibidor, la eliminación de un solo nutriente, o la adición de un inductor o represor de un solo gen .
 Sin embargo, algunos estudios (incluidos los de un sub-campo en el que he estado activo) implican mayor crecimiento medio turnos, como "downshifts" de los ricos a los pobres mediano. La coherencia de todo, gran literatura experimental en todos estos ámbitos depende de la estabilidad no sólo de la especie, pero el genotipo de un clon utilizados en los experimentos.. De hecho, los laboratorios de todo el mundo intercambian clones específicos para llevar a cabo experimentos En la mayoría de los casos, los clones me envió de los NIH, o Copenhague o Estocolmo, o la de New Haven E. coli cepa repositorio, exhiben exactamente el genotipo que se supone que.
 A veces seguidas a una cultura DESPUÉS haciendo un experimento, para confirmar que la cultura de la no sufrió contaminación por algún otro error, debido a mal manejo.. A veces una pequeña proporción de contaminantes se encuentran, sobre todo cuando se hace un experimento a partir de los estudiantes que no son competentes en la técnica estéril. Esto casi nunca sucede cuando el experimento se realiza por personas con experiencia.
. Por otro lado, puedo imaginar que si un incompetente que no sabe nada acerca de la técnica estéril con suciedad sobre cultivos bacterianos, de un día para el otro una cultura de un error podría ser completamente contaminados con otros de la incompetencia del suéter o la caspa.
 (2) Ahora tenemos una inmensa, profundamente interconectados cuerpo de la información sobre la bioquímica, la fisiología y la genética de algunas especies bacterianas intensamente estudiados, tales como E. coli, Salmonella typhimurium, y algunos otros. Nuestra información va a completar la secuencia de ADN de los cromosomas y de las principales plásmidos, y la proteína de catálogo (tamaño, ubicación en un 2D gel de separación, y la abundancia) de muchos de los genes de los productos proteicos.
. Este conocimiento es tan detallada que, en caso de un fragmento de una proteína convierte en el lugar equivocado (como copurifying con otra proteína), todo lo que necesitamos es un poco de su secuencia de aminoácidos a buscarlo hasta en el catálogo (a través de la computadora) Para descubrir lo que es el fragmento ajenas. (3) Mantener este último punto de vista, ahora ya puede considerar el siguiente experimento de pensamiento.
. Supongamos que llevar su nuevo Toyota Camry a la Brown Bear Car Wash y enviarlos a través de la construcción, y la consiguiente le aporta un Ford Pinto 1972, y le explica que su coche ha cambiado misteriosamente en un Pinto durante el carwash.? Cuando se le presenta con el proyecto de ley, ¿qué le diría usted?
Cheers. Cheers. JON Jon Gallant JON Jon Gallant Dr. Phage Genetics Department Dr fagos Departamento de Genética Grosser Seattle, Unltd. Grosser Seattle, Unltd. University of Washington Seattle, WA 98195-7360


Plataforma “Perú País Libre de Transgénicos”, respalda al Ministro del Ambiente en su apuesta por proteger los recursos genéticos de nuestro país, ante el ingreso ilegal de semillas transgénicas


 

Desde el año 2007, ya teníamos evidencias de la presencia de transgénicos como maíz amarillo duro en los valles de Barranca, gracias a la denuncia hecha por la Dra. Antonietta Gutiérrez Rosati, Profesora Principal de la Universidad Nacional Agraria La Molina. Esta investigadora, profesora de genética y de biotecnología vegetal, utilizó la metodología multiplex (amplificación del ADN) para demostrar la presencia de eventos transgénicos como el denominado NK603 (cultivos resistentes a herbicidas) y Bt (cultivos resistentes a los insectos).

Comunicaciones recientes, en el 2009, de la misma investigadora, demuestran que este tipo de contaminación, con transgenes, se va extendiendo peligrosamente en otros valles de nuestra costa peruana, sin ningún tipo de control: En Piura: Chulucanas: 31% de las muestras analizada dieron positivo a la presencia de transgenes; en La Libertad: Chepén 25%, Gallito Ciego 32%,  Jequetepeque 60%; y en Barranca el 63%

Esta presencia, de cultivos de maíz transgénicos en nuestro país, puede generar una inminente contaminación genética de nuestros maíces nativos, por el cruzamiento, a través del polen, entre plantas transgénicas y variedades locales, lo cual provocaría la pérdida de nuestros mas de 55 ecotipos de maíces, que representan un valor biológico, cultural y comercial incalculable, para nuestra población. Además del impacto económico que puede ocasionar, tanto a los pequeños productores debido a que las semillas provenientes de estos cultivos transgénicos no son fértiles, así como a nuestra agro exportación, ya que Japón, Holanda y otros países de Europa, que son destinos de nuestros productos, rechazan alimentos de origen transgénicos, dado los serios cuestionamientos que tienen por sus efectos en la salud y el ambiente.

Ante la gravedad de estos hechos, la plataforma “Perú País Libre de Transgénicos” acuerda:

  1. Felicitar y expresar nuestro respaldo al Señor Ministro del Ambiente Doctor Antonio Brack Egg, por su decidida defensa de nuestros recursos genéticos y posición frente a los transgénicos.
  2. Hacer un llamado a las autoridades de Agricultura, Ambiente, Salud y al Congreso de la República, para tomar medidas inmediatas, tales como:

a) Invitar a todas las organizaciones de la sociedad civil, que investigan y monitorean la presencia de cultivos transgénicos en nuestro país, para que tengan acceso a muestras control que manejan las instituciones oficiales, a fin de garantizar una mayor transparencia de los procesos; esto en uso del derecho a la información que la ley confiere a los consumidores.

 

 

b) Exigir un documento que certifique, que los granos y semillas de maíz, soya, canola y algodón, que ingresan al país no sean de procedencia transgénica; a fin de evitar, de esta manera,  el cultivo ilegal de ellos en nuestro territorio.

c) Analizar y considerar las opiniones presentadas, de parte de la Plataforma y otras organizaciones de la sociedad civil, al “Reglamento Sectorial de Seguridad de la Biotecnología”, especialmente en lo que se refiere al conflicto de intereses que tendría el INIA, como ente evaluador, regulador, investigador y fiscalizador.

d) Incorporar al Ministerio del Ambiente en el marco legal sobre bioseguridad, como ente técnico y con decisión en la regulación del ingreso de transgénicos en nuestro país, tal como sucede con la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA). en los Estados Unidos.

e) Declarar una moratoria de 5 años, para el ingreso de transgénicos a nuestro país, a fin de proteger nuestros recursos genéticos, en tanto podamos contar con un marco normativo en bioseguridad, con un enfoque integral, intersectorial, claro y participativo; y hasta cuando podamos disponer de recursos humanos, infraestructura y financieros, para desarrollar nuestras capacidades en materia de bioseguridad.

Lima, 03 de setiembre del 2009

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